Fantasia de Zaragoza


Salí de la Biblioteca del Conocimiento, unos días antes de la fiesta en honor al héroe salvador de la ciudad, San Jorge, encaminé mis pasos por la calle, donde justamente, me encuentro flanqueado por mi derecha por decenas de sus adversarios, dragones negros forjados, e instalados en las alturas vigilando nuestros pasos, recordándonos la necesidad de paladines que nos salven de la fuerza de sus garras y del abrasador fuego de sus fauces.

Al acabar la calle, a mi diestra se alzaba la torre esmeralda del gran mago de Oz, que presidía la entrada a la avenida de las horca, encabezada por la Justicia y finalizada por la Muerte, poéticos e inevitables conceptos. A pesar de lo tétrico que pudiera parecer el lugar, era la arteria de vida más importante de la urbe, las celulas humanas la surcaban arriba y abajo, enviadas por la actividad del corazón de la ciudad.

Yo, sin embargo, prefería la calma del Bosque Grande, donde se alzaba la estátua del gran rey guerrero, vencedor de mil guerras, apodado "El Batallador"; donde vivía el centauro Quirón quién nos observaba desde su pedestal y ofrecía su sabiduría médica, a los ángeles blancos sin alas que se afanaban en sanar a las gentes en la enfermería próxima; donde se alza la torre-pináculo con el faro huérfano de marque vuelve a iluminar algunas noches oscuras, incluso a los gladiadores de corto que tratan en el coliseo, con su hazañas, llenar el vacío de victorias y alegrías de la plebe.

Pero, heme aquí, que he llegado ya al fin de la avenida, tuerzo a la izquierda y tras caminar unos pasos, allí está, el Templo, la Basílica perfecta, el amor de muchos y el consuelo de todos, el hogar de la Virgen-Diosa que nos protege y ampara, flanqueada a un lado por el Gran Emperador que dió nombre a la ciudad y sus espaldas guardadas por el gran río que guarda silencio respetuoso al pasar por su lado.

En los últimos meses estuvimos además acompañados, por unos nuevos habitantes, pequeños y azules, con grandes ojos negros y cabeza con forma de yunque, adivinos de profesión, los cuales en sus augures nos cuentan la importancia del agua en el futuro, la de nuestro gran río Ebro y la de muchos otros de este gran mundo, pregonando este mensaje desde esta ciudad a todo el mundo, viajando en alas del cierzo.

Zaragoza, Inmortal.

1 comentario:

Forever_Fantasy dijo...

Si que estas reflexivo si... anda que pa fantasia el tipejo q pareceq me siga con su pesada voz de hola soy Edward Cullen... en fin fantasia nose si habrá en algún sitio pero en ZARAGOZA tenems fantasia y locura para reprtir!!!
Muak.