Aprender a valorar con paciencia


Inmediatez, rapidez, urgencia, la paciencia y la pausa han desaparecido de nuestro vocabulario y de nuestra vida.

La ropa que llevamos se rompe y se desgasta a un ritmo frenético, antes auque jugáramos en el parque como bestias salvajes, nuestro vestuario nos duraba más tiempo, que ahora, que solo lo llevamos sin más.

Nadie aguanta más de diez minutos, concentrado en algo, más tiempo, lo aburre, todas las series, peliculas, estan divididas en fragmentos cada vez más pequeños, y no se te ocurra poner un diálogo minimamente largo, porque una de dos, o la gente se pierde, o se pone a bostezar.

Todo se está diseñando, para realizar las cosas más rápido, lo que la mayoría de las veces, implica que se realizan peor, o con menos atención hacia el usuario que las va a disfrutar.

La comida debe cocinarse rápido, y comerse aun más velozmente, los alimentos deben madurar antes, y ya nada tiene sabor, pero a nadie parece importarle, porque nadie tiene tiempo para saborearlos.

Ya no es cuestión de pedir a la gente que se pare a oler las rosas, sino que se de cuenta de que están ahí, porque cuando desaparezcan ya no habrá remedio.

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