El observador decadente:Cuando no veo tus ojos.


Me encanta observarte cuando duermes, de hecho me levanto un poco antes, levanto un poco la persiana, y cojo la silla que tenemos junto a la ventana, para contemplar la paz que emana de tu cuerpo, y llena la habitación de mi alma.

Miro como el edredón sube y baja, pausado y rítmico, tu respiración es lenta como si quisieras sacar una pompa de jabón con tu boca, pareces tener un aura angelical.

El día puede amenazar con ser un paseo por el sexto infierno, pero en ese momento, para mi, el mundo está en paz.

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