El observador decadente: ¿Era libre?


Iba por la vida con los brazos extendidos como alas, para volar en libertad, sin ataduras, ni cortapisas que entorpecieran mis ansias de viajar por esta vida ligero de equipaje, pero llega un momento en que tu independencia choca de frente con la soledad, no es un golpe agradable, y entonces tus brazos que antes los llevabas abiertos, ahora quieres cerrarlos en torno a alguien, que haga lo mismo contigo, para realizar el viaje juntos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me imagino que todos cuando llegamos a una edad nos sentimos así. Y creo que ha llegado mi edad...