Aprender a valorar con paciencia


Inmediatez, rapidez, urgencia, la paciencia y la pausa han desaparecido de nuestro vocabulario y de nuestra vida.

La ropa que llevamos se rompe y se desgasta a un ritmo frenético, antes auque jugáramos en el parque como bestias salvajes, nuestro vestuario nos duraba más tiempo, que ahora, que solo lo llevamos sin más.

Nadie aguanta más de diez minutos, concentrado en algo, más tiempo, lo aburre, todas las series, peliculas, estan divididas en fragmentos cada vez más pequeños, y no se te ocurra poner un diálogo minimamente largo, porque una de dos, o la gente se pierde, o se pone a bostezar.

Todo se está diseñando, para realizar las cosas más rápido, lo que la mayoría de las veces, implica que se realizan peor, o con menos atención hacia el usuario que las va a disfrutar.

La comida debe cocinarse rápido, y comerse aun más velozmente, los alimentos deben madurar antes, y ya nada tiene sabor, pero a nadie parece importarle, porque nadie tiene tiempo para saborearlos.

Ya no es cuestión de pedir a la gente que se pare a oler las rosas, sino que se de cuenta de que están ahí, porque cuando desaparezcan ya no habrá remedio.

La vena artística de Asterix


Me hallaba tumbado admirando otra vez, como Obelix extraía sus maravillosos menhires de la cantera, y me preguntaba como yo no tenía ninguna inquietud artística, asi que mientra caminaba entre los restos de la ultima batalla, con los "locos" romanos, me dije, porque no utilizo todo esto para hacer algo bello.

Asi que comencé a recoger, todos los escudos, lanzas y sandalias del campo de batalla, para dejarlos en las afueras de la aldea, y fui a pedir ayuda a Martillofelix, el nuevo ayudante, del herrero Esautomatix, que como no andaba muy liado de trabajo, no puso inconveniente.

Los escudos fueron doblados hasta formar un ortoedro, y los uníamos unos a otros, con remaches que obteníamos de las puntas de las flechas, hasta obtener unas barras largas.

Obelix me preguntó que es lo que iba a hacer, a lo que respondí, que una torre para disuadir al cielo para que no cayera sobre nuestras cabezas, a lo cual respondió con el mismo gesto que utilizaba con los romanos, su dedo indice girando al lado de su sién.

Conforme la torre iba subiendo, construimos andamios de madera con los palos de las lanzas y las cintas de las sandalias romanas, tan ocupado estaba que ni me molestaba en echar a Asuranceturix, cuando se ponía a componer una oda sobre mi gran obra.

Tuvimos que realizar algunas incursiones de más sobre los campamentos romanos, porque me estaba quedando sin materiales, incluso Felix, le acorté el nombre porque andar todo el día, Martillofelix ven para acá, Martillofelix ves pará allá, era muy tedioso, nos acompañaba a zurrar a los soldados del Gran Imperio.

El jefe Abraracúrcix nos miraba con recelo, pues la torre lo estaba dejando en evidencia, pues era más alta que él incluso sobre el escudo.

Idefix, incluso abandonaba a Obelix, para ayudarnos como transportador de remaches, entre la herrería y la torre.

Panoramix se pasaba todos los días para darme consejos, e insistir que con un poco de poción la labor me sería más facil, a lo que le repetía, que esto lo tenía que hacer sin trampas.

Cuando la terminé, y hube de ponerle nombre, se me ocurrió uno muy gracioso, algo que estuve repitiendo una y otra vez durante la construcción, indicando a mi aprendiz, lo que debía hacer, !Ey, Felix!, con lo que la bauticé como la Torre Eifelix, y todos lo celebramos con un gran banquete, repleto de jabalíes y el bardo amordazado y atado al tronco como es tradición.

A quienes ya no están


En estas fechas se echan de menos las sillas vacías, de aquellos que se fueron para no regresar, sobre todo cuando hace poco tiempo. Crees que los vas a volver a ver, torciendo una esquina, llamando a tu puerta, entonces una angustia se agarra a tu estómago, recordándote que buscas un fantasma, la sensación de pérdida es abrumadora.

Entonces te sientes imbécil por no recordar que no está, no deberías, por que eso demuestra que permanecerá siempre en tu alma y tus recuerdos, y que los querías tanto que aun despues de haberse ido, los haces aparecer en tu vida aunque sea un momento irreal.

El observador decadente:Cuando no veo tus ojos.


Me encanta observarte cuando duermes, de hecho me levanto un poco antes, levanto un poco la persiana, y cojo la silla que tenemos junto a la ventana, para contemplar la paz que emana de tu cuerpo, y llena la habitación de mi alma.

Miro como el edredón sube y baja, pausado y rítmico, tu respiración es lenta como si quisieras sacar una pompa de jabón con tu boca, pareces tener un aura angelical.

El día puede amenazar con ser un paseo por el sexto infierno, pero en ese momento, para mi, el mundo está en paz.

El observador decadente:!No toques mis cedéeeeees!!!!.


Soy muy tolerante con muchos temas, pero "Mis Cosas" son sagradas, odio que las toquen, las revuelvan, no me las devuelvan o me las devuelvan rotas o en mal estado, pues bien, nada más entrar me la encuentro en el suelo, con la mitad de los cedés tirados en el suelo, algunos fuera de su caja, revolucionando el perfecto orden en el que los guardo, ese que solo entiendo yo, una furia roja subía desde mi estómago hasta mi garganta, materializándose en un grito:- !No toques mis cedeeeeees!!!!-.

Ella paralizada, como el ciervo frente a los faros de un coche, me mira con asombro, creo que nunca me había visto enfadado, y se mira sus manos donde tenía la caja de un cedé y luego a mí, aparentemente sin comprender, !aaaah traidora!!!!, cuando le di las llaves de casa le expliqué muy claramente mis normas, entre las cuales estaba las de mis colecciones.

Me pidió disculpas e incluso se ofreció a guardarlos ella, pero al ver que seguía quieto con una mirada de loco, y meneando la cabeza de un lado a otro, se fue a la cocina a preparar la cena.

En estos momentos, me planteo si estoy preparado para compartir y vivir en pareja.

El vergel de la inocencia

En los primeros años de nuestras vidas, todo es exuberante, tiene colores, sabores y olores más brillantes y nítidos, se quedan grabados en nuestras memorias indeleblemente, y de cuando en cuando vuelven a ti, dejándote paralizado por un momento, tratando de recordar que ha sido lo que te ha traido ese pensamiento a tu mente.
Si al final lo logras, acabas viendo que ese recuerdo es ahora más gris e insípido, la inocencia es un potenciador de las sensaciones, porque no está manchada, es virgen de dolor.

El observador decadente:hay que ver lo que te gusta mi interior


Ya has decidido pasar más tiempo en mi casa, e incluso apropiarte de parte de mi armario, el cual no ha estado nunca tan lleno, pero lo que más me ha impactado, aparte de que hayas dejado de utilizar mis camisas por las mañanas, hasta que te vistes, es que ahora las hayas cambiado por mi ropa interior.

Te acompaño a comprar, me pides opinión sobre que ropa interior prefiero que lleves puesta, negra, roja, con puntillas, lisa, juvenil, deportiva,etc... Para luego ponerte la mía, ciertamente soy uno de esos hombres desconcertados, no quiero ni pensar, lo que opinarías si la situación fuera al revés, pero siendo como eres, temo la respuesta, y ahí estás junto a la ventana con mis boxers, pero la verdad es que con ese cuerpo estarías impresionante con cualquier cosa.

Voy a intentar que "juguemos" un ratito, aun sabiendo como eres para los horarios sexuales, pero has empezado tú.

El observador decadente:Lo que hago por ti


Me llevas de compras, cuando nunca antes lo habías hecho, dices que por que tus amigas y tu hermana están ocupadas, y quién soy yo para negártelo, aparte de un paranoico compulsivo.

Pongo mi mejor sonrisa y respondo a tus preguntas sobre la infinidad de prendas que te estás probando, aun sabiendo que mi opinión no va a ser tenida en cuenta, ahora como perchero andante debo tener futuro, porque en cada tienda el número de ropa que va en dirección al probador aumenta.

No soy tan buen actor para que no te des cuenta, que no me estoy divirtiendo, por más que me digas lo contrario, "ves cariño que bien nos lo estamos pasando", por lo cual una de dos, o tu coartada era correcta y era tu único mozo de carga esta tarde, o estás comenzando a medir lo que soy capaz de hacer por ti.

Entonces en lugar de regalar comentarios inocuos del tipo, "si ese me gusta mas, o el azul es más bonito", saco el hacha de las respuestas cortantes y le hago uno del tipo:"pues con ese verde pareces un repollo emperifollado". Entonces me miras con esa media sonrisa que tanto temo y respondes:-Vaya ya era hora de que tuvieras opinión-.

A partir de entonces, aquella tarde fue un juego del toma y daca, midiendo mucho que no hubiera demasiados "tomas" o demasiados "dacas" y que pasara de ser una distracción muy entretenida a una discusión salida del averno.

Fantasia de Zaragoza


Salí de la Biblioteca del Conocimiento, unos días antes de la fiesta en honor al héroe salvador de la ciudad, San Jorge, encaminé mis pasos por la calle, donde justamente, me encuentro flanqueado por mi derecha por decenas de sus adversarios, dragones negros forjados, e instalados en las alturas vigilando nuestros pasos, recordándonos la necesidad de paladines que nos salven de la fuerza de sus garras y del abrasador fuego de sus fauces.

Al acabar la calle, a mi diestra se alzaba la torre esmeralda del gran mago de Oz, que presidía la entrada a la avenida de las horca, encabezada por la Justicia y finalizada por la Muerte, poéticos e inevitables conceptos. A pesar de lo tétrico que pudiera parecer el lugar, era la arteria de vida más importante de la urbe, las celulas humanas la surcaban arriba y abajo, enviadas por la actividad del corazón de la ciudad.

Yo, sin embargo, prefería la calma del Bosque Grande, donde se alzaba la estátua del gran rey guerrero, vencedor de mil guerras, apodado "El Batallador"; donde vivía el centauro Quirón quién nos observaba desde su pedestal y ofrecía su sabiduría médica, a los ángeles blancos sin alas que se afanaban en sanar a las gentes en la enfermería próxima; donde se alza la torre-pináculo con el faro huérfano de marque vuelve a iluminar algunas noches oscuras, incluso a los gladiadores de corto que tratan en el coliseo, con su hazañas, llenar el vacío de victorias y alegrías de la plebe.

Pero, heme aquí, que he llegado ya al fin de la avenida, tuerzo a la izquierda y tras caminar unos pasos, allí está, el Templo, la Basílica perfecta, el amor de muchos y el consuelo de todos, el hogar de la Virgen-Diosa que nos protege y ampara, flanqueada a un lado por el Gran Emperador que dió nombre a la ciudad y sus espaldas guardadas por el gran río que guarda silencio respetuoso al pasar por su lado.

En los últimos meses estuvimos además acompañados, por unos nuevos habitantes, pequeños y azules, con grandes ojos negros y cabeza con forma de yunque, adivinos de profesión, los cuales en sus augures nos cuentan la importancia del agua en el futuro, la de nuestro gran río Ebro y la de muchos otros de este gran mundo, pregonando este mensaje desde esta ciudad a todo el mundo, viajando en alas del cierzo.

Zaragoza, Inmortal.

Su caja de Pandora


Encontraste la combinación de palabras justa que abría su caja de Pandora, de entre sus labios, esos que deseabas tanto besar, surgieron los cuatro jinetes, su ira, rabia, dolor y resentimientos almacenados durante tanto tiempo, durante mucho tiempo lamentaste decir esa frase, esperabas oir algunas verdades que tu necesitabas oir, pero no las que salieron por tu boca, provocaron un apocalipsis sentimental que desembocó en la desaparición total de una relación.

La verdad mata, TRUTHKILLS.

Cenicientas modernas


En la actualidad, buscamos zapatos que encajen tras una noche de sábado, por que a la luz del día, las cenicientas nocturnas se convierten en brujas de cuento, lo que eran sonrisas ante tus comentarios se transforman en silencios incómodos, lo que era un vestido sexy se transforma en un jersey de cuello de cisne, lo que eran ligeros roces de sus manos en brazos cruzados, parece que el hada madrina se empeña en romper la magia del día anterior.

Era solo magia etílica, y la verdadera persona es la que surge el día despues o realmente la verdadera mujer era la que bajó sus escudos con el alcohol.


La desazón en la repetición

Como el chicle que se mastica mucho rato que pierde su sabor, como la palabra que se repite muchas veces que pierde su sentido, la repetición de las situaciones y las acciones llevan al tedio y a la desazón, no utilices en demasía nada aunque lo desees mucho, te divierta mucho, te satisfaga mucho, por que perderás tus huellas de identidad en él y él se desgastará por el uso.

Los tios que fuman puro tienen cara de canguro o mortadelo se va de ligoteo


Salía de mi oficina en dirección a mi cita, con las manos anegadas de sudor por los nervios, cuando me asalto la ballena, peooor que moby dick:
- Mortadeeeeelo
-Ofeeeelia- Como odio a esta mujer.
-¿Donde vaaaas?-
-De misiooooon- respondí con el mayor sarcasmo posible a ver si me dejaba en paz.
-Excusas, Excusas lo que pasa es que no quieres hablar conmigo- dijo Ofelia con voz de gata melosa, mientras se acercaba para darme uno de sus abrazos "pressing catch" suyos.
-Será eso, será eso- desembarazándome de ella di dos pasos de espaldas, para entonces ya había llegado al ascensor entre dándome la vuelta para no verla.
Me dirigí al cafe donde había quedado, preguntándome todo el rato como una tía tan buena me había pedido tomar un café, hacía poco que había entrado en la agencia como administrativa, pero según me dijo le parecía muy gracioso, menos mal que no sabe a que me dedico y como me tengo que disfrazar, por que daría vergüenza ajena a cualquiera.
Me miré en un escaparate antes de entrar, gafas limpias, calva reluciente, el corbatín sin arrugar, el cuello bien almidonado, bien estoy perfecto.
Entré en el bar y miré a ambos lados, en ese momento me arrepentí de llevar limpias las gafas, solo con el primer vistazo, se me debió quedar una cara de besugo horneado preocupante, llevaba una camisa roja que dudaba mucho, llevara algún botón abrochado, por la que se asomaba tímidamente la puntilla de su sujetador negro, y una falda negra ajustada por no llamarla cinturón, estoooo,(pausa para limpiarme la baba que me está cayendo por la barbilla, el lector no tendrá en cuenta esta entrada), todo esto lo hice con un rápido vistazo, debido a mis grandes dotes de agente secreto, aunque la gente de alrededor debía pensar otra cosa, pues no hacían otra cosa que mirarme.
Avancé con paso seguro,(tropezando tres o cuatro veces conmigo mismo), dirigiéndole mi mirada más felina,(miope total):
-Hola morti, estas muy guapete hoy-
-!bah! uno que tiene percha- respondí con seguridad.
-Tu si que estás radiante Ariadna-
- oooh que tierno, pero tienes que hacerme un favor quítate las gafas por que tienes que estar aun más arrebatador-
Si, pensaba yo, y bizco en cuanto me las quites pero como iba a negarme, por lo menos ya no me pillaría mirando su escote por que sin ellas no veo tres en un burro.
Con delicadeza me las quitó, he hizo lo que todo el mundo se las probó.
-Uuuy que mareeeo, pero ves estas mucho más guapo sin ellas.
La velada, transcurría sin incidencias, (bueno como comprenderéis, por muy agente secreto que sea, sin gafas, pueeees, vale, me derramé el café encima trás casi sacarme el ojo con la cucharilla, cosa que habitualmente no me pasa, !POR QUE LLEVO LAS GAFAS PUESTAS!, que jodido es el amor sobre todo en primavera, fin del exabrupto), cuando....
-Cielo, tu zapato te suena-
-No eeeeesto no lo creo-
-Si, si, cielo tu zapato esta emitiendo ruidos-
Es duro que en plena era de la tecnología con los móviles más diminutos del mundo, yo, tenga que seguir usando el zapatófono.
-Perdona, pero debe ser urgente, debo cogerlo-
-Claro Morti, eres la mar de gracioso, primero haces malabares con la cucharilla y el café, y ahora hablas por el zapato, contigo una no se aburre-
Cada vez me resultaba mas increíble la situación, o esta tía es tonta o le gusto de verdad, por que despues del espectáculo que estoy dando, sigue aquí riéndome las gracias. Giré el tacón del zapato y me dispuse a contestar la llamada:
-Mortadelo, soy Filemón es muy importante-
-Pero Jefe estoy en medio de un asuntillo y...- no me dejó acabar la frase.
-Me importa un bledo lo que estés haciendo, un agente del enemigo está intentando acabar con las vidas de todos nosotros, así que ven inmediatamente a la agencia por tu seguridad-
-Bien, bien, jefe, voy para allá-
Ella me miraba con ojos compasivos y me dijo: -parece grave, mejor lo dejamos para otra ocasión-
Entonces tuve una epifanía, y si utilizo la situación a mi favor, trabaja para nosotros, no creo que al "super" le importe que la lleve conmigo a las plantas superiores solo para agentes, así verá que soy un importante agente secreto,y seguro que con eso cae en el bote. Al "super" ya le contaré una milonga, sobre como estaba ella conmigo quizás corría tambien peligro etc, etc, soy un genio.
La llevé hasta una pared, donde se ubicaba una de nuestras entradas secretas,dije la contraseña:-los hombres que fuman puro tienen cara de canguro-.
La pared se levantó y ella puso cara de sorpresa, la ayude a pasar al otro lado como un caballero, mientras pensaba muy mal se me tiene que dar....
Entonces la pared ya había bajado y cuando me di la vuelta las bombillas daban brillo a una pistola que me apuntaba desde sus bellas manos.
-Creía que los de la T.I.A érais más inteligentes pero veo que no, me has quitado meses de estar infiltrada de encima, así accederé a los pisos superiores y acabaré con todos, pero en deferencia, tú morirás primero-
Ya decía yo, ya decía yo, esto es muy raro, esto es muy raro, pero bueno por lo menos voy con el disfraz adecuado para la situación, mi traje normal parece el de un finado, aunque he de reconocer que la última imagen que me voy a llevar para la tumba es impresionante, mira que está buena.
Una voz aguardentosa cortó mi linea de pensamientos, seguida del impacto de un bolso de 20 kg contra una cabeza.
-Mala pécora- gritó Ofelia mientras trazaba un elegante giro con su enorme bolso hasta que golpeó el cráneo de Ariadna.
Despues me miró a mí, con unos ojos que ni el cancerbero del infierno:
-Ya sabía yo que la buenorra esta no era trigo limpio, por eso te puse un micrófono "made in bacterio" cuando te abracé- sus ojos cambiaron al modo cordero degollado- ves osito como tengo que cuidar de ti- tras lo cual me volvió a dar otro de sus abrazos de oso patentados.
Tras ella aparecieron Filemón, el "Super", y varios agentes que se llevaron a Ariadna.
-Bueno- comenzó a hablar el "Super"- alguien me va a explicar lo que ha pasado aquí.
Y cuando iba a explicar mi centésimo primera metida de pata y comenzar a correr y disfrazarme para ocultarme de la ira del "Super", Ofelia habló.
-Digamos que Mortadelo y yo hemos llevado una operación encubierta para desenmascarar a la agente secreta infiltrada- contestó con seguridad
El "Super" puso una cara de asombro ,porque estas cosas no son normales en la T.I.A y me refiero a tener éxito en las misiones, tras lo cual nos felicitó.
Ofelia seguía abrazada a mi, y creo que dos de mis costillas ya no están íntegras, pero como me la voy a quitar de encima, si me ha salvado mi pellejo, quizás la noche no está perdida con tres o cuatro copas de orujillo.....
FIN



El observador decadente:El recordatorio de tu rastro en mi camisa


Entreabrí mis ojos siendo consciente de que lo habías vuelto a hacer, si, ahí estabas vestida con mi camisa, que dejo todas las noches en el galán junto al traje, para que no esté arrugada cuando me vaya a trabajar.

Sabes perfectamente que luego me la voy a poner yo, y con estudiada mala leche te la pones para que tu enloquecedor perfume, me acompañe todo el día, como una leona que marca su territorio, como una dómina que tortura a su sumiso.

Por aquí pasas otra vez, con tu sonrisa estudiada, y tu forma de cimbrearte como espadaña junto al río, libre y salvaje.

Dejas la camisa cuidadósamente en su sitio y te vistes con tu escueto vestido, te pones tu abrigo, te despides, me besas, y te vas. No se cuantas veces te he pedido, que te traigas la ropa, que dejes tu neceser, pero eres independiente y mis peticiones son cadenas que te atan.

Tu espalda se aleja dejando en el aire tu olor que me acompañará todo el día, gracias al rastro felino de tu aroma en mi camisa.

Inevitabilidad de un fin

El hombre es el único animal que es consciente de su mortalidad, cada día se debe enfrentar al miedo de dejar de existir, de su fin.
Pero su fin, debe ser vivir, y para ello dos cosas: primera, por el día reir y reirse de todo, si se pierde la capacidad de trivializar las cosas, tomándose todo en serio, acabarás o loco o vacio por dentro. Segundo, por las noches, soñar si no sueñas, no duermes, ni descansas, su oscuridad únicamente aumentará el tamaño de tus problemas como una gran lupa negra, por lo que durante el día no podrás disfrutar.
Si dejas de reir y dejas de soñar, estarás muerto en vida y tu fin es inevitable, serás un humano hosco y gris, que no hará lo único evitable en esta vida, que es vivirla.

El faro de la distancia


El faro cuidaba una pequeña cala solitaria poco transitada, pero muy utilizada por pequeños barcos que buscaban refugio, cuando el mar les creaba problemas para navegar.
El faro los guiaba a su puerto iluminándolos y proporcionándoles consuelo contra las adversas condiciones del mar.
Luego observaba como hinchaban sus velas blancas, y se dejaban seducir por la libertad del viento y la inmensidad del mar.
Con los años, eran menos los navíos que volvían y el faro se ajaba y su luz se debilitaba, pero se negaba a dejar de iluminar, por si algún barco regresaba, era lo que era un faro, destinado a ver como se alejan los barcos.

marionetas descordadas


Tras marcharse las ilusiones con los años, y los sueños segados por el futuro acordado con la realidad opresora, cambias de carril, giras ciento ochenta grados, esperando que la rutina no acabe cortando tus cuerdas y dejándote como una marioneta desmadejada en el suelo del tiempo perdido.