La corona de flores


Era San Valentín y las mariposas del estómago que comenzaron a volar, cuando conocí a María, si la rubita de pelo corto capaz de ganarme en una carrera, ahora se han convertido en un huracán que me hacían decir y hacer cosas, que anteriormente ni me habría planteado.
Y allí estaba yo como una nenaza, trenzando florecillas tal y como me había enseñado Merche la chica de las coletas, la cuál había puesto una cara de sorpresa monumental, y a la que tuve que hacer prometer bajo amenazas que nunca se lo contaría a nadie.
Ya tenía mi regalo hecho, ahora lo difícil era como me las iba a arreglar para entregárselo a solas, para no hacer el ridículo en público, así que como un pasmarote hice guardia frente a su casa para abordarla antes de que entrara en su portal.
Allí venía con sus andares decididos y su sonrisilla maliciosa, me planté frente a ella con mis manos a la espalda ocultando la corona, tras unos holas incómodos, se lo dije feliz San Valentín, y cogiendo la corona con las dos manos la deposité en su cabeza.
Ahora me da el tortazo, ahora me da el tortazo, pero no me miraba sorprendida, mientra yo agachaba y levantaba la mirada rápidamente por vergüenza, entonces me cogió la barbilla con la mano y levantó mi cara, estampándome un beso de los que suenan en la mejilla, con tan mala suerte que la vecina cotilla de turno salió a la ventana y comenzó a chillar a todo volumen algo así como que monos, mira Lucía tu niña se ha echado novio, con lo que ella entró corriendo en el portal y yo salí corriendo con la cara más roja que los tomates del huerto de mi padre, pero no importaba las mariposas se habían ido ahora tenía una opresión de felicidad en el pecho, que amenazaba con romperme la caja torácica y mandar mi corazón al espacio exterior.
Pero hubo una víctima más de la escena, Merche lo vio todo desde un balcón, y lloraba lágrimas de tristeza, porque además de no ser ella la receptora de la corona como esperaba, había ayudado a que la competencia se llevara un regalo maravilloso.
Que injusto es el amor allí donde da, quita.

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